- 1999
- 286 pags
- Juvenil
“Óscar Drai se marchó huyendo de
sus recuerdos, pensando ingenuamente que, si ponía suficiente distancia, las
voces de su pasado se acallarían para siempre. Ahora ha regresado a su ciudad,
Barcelona, para conjurar sus fantasmas y enfrentarse a su memoria. La macabra aventura
que marcó su juventud, el terror y la locura rodearon, curiosamente, la más
bella historia de amor.”
“Todos tenemos un secreto
encerrado bajo llave en el ático del alma.”
“Marina me dijo una vez que sólo
recordamos lo que nunca sucedió. Pasaría una eternidad antes de que
comprendiese aquellas palabras. Pero más vale que empiece por el principio que,
en este caso, es el final. En mayo de 1980 desaparecí del mundo durante una
semana. Por espacio de siete días, nadie supo de mi paradero.”
Barcelona, finales de los años
setenta. Óscar Drai es un joven estudiante que vive interno en su escuela y que
exprime sus escasos ratos libres escapando de su pequeña prisión para pasear
por la ciudad. En uno de esos paseos descubre, no muy lejos del colegio, una mansión
que ha visto tiempos mejores, cuyo jardín está invadido por las malas hierbas y
en el que parece no habitar nadie, pero del que sale una voz y una melodía que
lo embrujan. Sin pensarlo mucho, Óscar entra en la mansión, que parece
deshabitada, hasta que da con una figura sentada sobre una gran butaca.
Sorprendido, Óscar huye del lugar asustado, y no es hasta que llega a su
habitación en el internado que se da cuenta de que, en su mano, aún tiene un
viejo reloj de bolsillo que había cogido en la mansión. Días después, y armado
de todo el valor que ha podido reunir, vuelve a la mansión a devolver el reloj.
Es entonces cuando conoce a Germán y Marina, padre e hija, únicos habitantes de
la mansión. Poco a poco, Óscar pasa cada vez más tiempo con ellos y, junto con
Marina, con quien siente una conexión especial, va descubriendo una vieja
historia de misterio que parte del cementerio de Sarriá, donde el último
domingo de cada mes una mujer de negro deja una rosa sobre una tumba sin
nombre, cuya única marca es una mariposa negra.
Nos encontramos ante la primera
novela de Zafón que transcurre en las calles de Barcelona, y eso se nota. La
novela sigue encajando dentro de la temática juvenil, pero nos encontramos ante
una historia algo más adulta, preámbulo de lo que nos ofrecerá el autor a
partir de ahora. La historia está bien narrada, fácil de seguir y con buen
ritmo, no se hace pesada. Volvemos a ver el esquema del autor: los jóvenes
protagonistas, Óscar y Marina, van desvelando poco a poco una historia trágica del
pasado y, mientras tanto, se va descubriendo su propia historia, donde no falta
el amor y la tristeza.
Zafón se encuentra cómodo en su
ciudad, las zonas de Barcelona donde se desarrolla la historia están
perfectamente descritas, haciendo que nos metamos de lleno en ella. Se nos
presenta una ciudad de misterios, teñida de magia, luces y sombras, que nos
hacen creer que estamos allí, que casi podemos ver con nuestros propios ojos
los cielos de la ciudad o escuchar las pisadas de los personajes.
En esta ocasión, cabe destacar el
personaje de Marina, una joven que vive con su padre enfermo, al que se desvive
por cuidar y ayudar en todo lo que pueda, y que encuentra en Óscar una vía de
escape para su vida monótona, un punto de liberación, alguien con quien compartir
el tiempo. Óscar es un joven ingenuo e inocente, que se deja llevar por Marina
desde el primer momento, por quien siente una conexión que, claramente, es
recíproca, a pesar de los aparentes rechazos de ella. Germán, por su parte, es
un hombre mayor con la inocencia de quien lo ha perdido casi todo, y que se
refugia en la poca esperanza que le queda. La historia de estos tres personajes
se ve entretejida con la de Mijail Kolvenik, un antiguo trabajador y socio de
la Velo-Granell, empresa de prótesis, cuya vida cambia tras la aparición de Eva
Irinova. Poco a poco se va descubriendo la verdadera historia de Mijail y su
relación con los extraños sucesos que están ocurriendo alrededor de Óscar y
Marina.
De las novelas juveniles de Zafón,
“Marina” es de las que más aprecio y más me gustan, porque creo que cumple con
los arquetipos propios de las historias del autor, además de encontrarla algo
más adulta, tratando temas dolorosos en primera persona con más realismo y
veracidad que en las anteriores novelas. Creo que es la perfecta antesala para
la evolución narrativa que experimenta el autor en sus siguientes novelas, la
saga de El cementerio de los libros olvidados.
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