miércoles, 22 de julio de 2020

Reseña - "La cara norte del corazón", Dolores Redondo

- Destino
- 2019
- 675 págs
- Novela negra

  “Cuando Amaia Salazar tenía doce años estuvo perdida en el bosque durante dieciséis horas. Era de madrugada cuando la encontraron a treinta kilómetros al norte del lugar donde se había despistado de la senda. Desvanecida bajo la intensa lluvia, la ropa ennegrecida y chamuscada como la de una bruja medieval rescatada de una hoguera y, encontraste, la piel blanca, limpia y helada como si acabase de surgir del hielo.

  En agosto de 2005, mucho antes de los crímenes que conmocionaron el valle del Baztán, una joven Amaia Salazar de veinticinco años, subinspectora de la Policía Foral, participa en un curso de intercambio para policías de la Europol en la Academia del FBI, en EEUU, que imparte Aloisius Dupree, el jefe de la unidad de investigación. Una de las pruebas consiste en estudiar un caso real de un asesino en serie a quien llaman “el compositor”, que siempre actúa durante grandes desastres naturales atacando a familias enteras y siguiendo una puesta en escena casi litúrgica. Amaia se convertirá inesperadamente en parte del equipo de investigación que los llevará hasta Nueva Orleans, en vísperas del peor huracán de su historia, para intentar adelantarse al asesino...

  Pero una llamada de su tía Engrasi desde Elizondo despertará en Amaia fantasmas de su infancia, enfrentándola de nuevo al miedo y a los recuerdos que la dotan de un extraordinario conocimiento de la cara norte del corazón."

  Dolores Redondo vuelve a presentarnos una historia fascinante capaz de embrujarnos desde el primer momento, en la que volvemos a seguir los pasos de la inspectora Amaia Salazar, pero en dos escenarios completamente distintos y espaciados por el tiempo: la Nueva Orleans que tuvo que lidiar en 2005 con el huracán Katrina, y el Elizondo de la infancia de Amaia. La narración alterna uno y otro para ir desvelando qué le pasó a Amaia aquella vez que desapareció siendo niña, mientras la vemos colaborar con el FBI en la investigación de un caso siendo ya adulta. 

  Esta vez, la autora consigue volver a envolvernos con la esencia del valle del Baztán, pero también consigue trasladarnos a la dureza de una ciudad amenazada y devastada por uno de los peores huracanes que se recuerdan. La investigación del FBI lleva a Amaia, Dupree y el resto del equipo a una Nueva Orleans que se prepara para la inminente llegada del Katrina, por lo que vivimos con ellos la llegada del huracán y las consecuencias devastadoras que tuvo para la ciudad y sus habitantes. Allí van tras la pista de uno de los asesinos en serie más escurridizos.

  Durante la investigación, Amaia va viviendo situaciones que la trasladan al Baztán de su infancia, en concreto, a los días previos a un suceso que marcó su vida, casi tan trascendental como cuando su madre intentó matarla aquella vez en el obrador de la familia.

  La historia culmina de forma magistral, como las anteriores, habiendo logrado su cometido de trasportarnos a otros lugares y hacernos vivir otras vidas. 

  Una de las cosas que más me han gustado de este libro, y que más me gustan de Dolores Redondo, es que consigue transportarte realmente al espacio en el que desarrolla su historia. Cuando leí la trilogía del Baztán (de la que hablaré más adelante con más detalle), me empapé por completo del norte, de la lluvia, de sus bosques, de su ambiente húmedo. Es imposible no hacerlo con las descripciones de Dolores. En este caso, lo que más me ha impactado ha sido la descripción de Nueva Orleans antes, durante y tras el paso del Katrina, pero sobre todo cómo nos ha puesto delante la situación que vivieron miles de personas en aquel momento, los olvidados de aquella catástrofe, y cómo tuvieron que esperar más de cinco días a que su propio gobierno mandara ayudas. Aquel desastre me pilló algo joven, en plena adolescencia, y recuerdo poco de lo que vi por aquel entonces sobre ello, así que me ha sorprendido poder ahondar más en el suceso de una forma tan real y comprobar cómo fue y cómo sucedió en realidad. 

  Otra de las cosas que me ha gustado bastante de este libro ha sido poder conocer más y mejor a Dupree. Para los que no habéis leído aún la trilogía del Baztán, Dupree es un agente del FBI que se convierte en buen amigo de Amaia, al que ésta acude en busca de consejo cuando siente que no puede avanzar o no sabe cómo hacerlo. Su historia, tan enraizada en la historia de Nueva Orleans, me ha parecido muy interesante para conocer más a un personaje que, en las novelas anteriores, se me hacía bastante enigmático. 

  Como único punto negativo, por decir algo, destacaría la parte que corresponde al episodio de la infancia de Amaia al que este libro hace referencia, y que no conocemos hasta el final. Sin hacer spoiler, creo que la fórmula es demasiado parecida a la de las novelas anteriores y es algo previsible, aunque encaja con la historia que conocemos de antes y la que se nos va desvelando en esta novela.

  Concluyendo, es un libro que está muy a la altura de la trilogía del Baztán, siendo éste una precuela; consigue envolvernos con la historia y los escenarios, logra que conozcamos un poco más a algunos personajes que ya conocíamos y que sepamos más de otros que no conocíamos tanto, y nos lleva de nuevo a través de una investigación tras la que se esconde lo más desagradable de la naturaleza humana. 

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